El mito del Agua

     Existe el mito del agua en ambos sentidos, es decir, "el agua engorda" y "el agua adelgaza", pues bien, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), publican un documento en el que destacan varios estudios científicos, en  la relación del consumo de agua y su efecto en la variación del peso corporal, en los que demuestran escasa o nula la relación entre consumo de agua y la variación del índice de masa corporal.
     Aquí pongo alguno de ellos: 
     “Está arraigada la creencia de que la ingesta de agua facilita el mantenimiento del peso. Una revisión llevada a cabo en 2009 (251; la referencia figura un poco más abajo) intentó estudiar este tema, concluyendo que, si bien los limitados datos epidemiológicos disponibles sugieren un efecto beneficioso del consumo de agua para reducir la ingesta energética y promover el manejo del peso (particularmente cuando se utiliza en sustitución de bebidas con alto contenido en calorías), se necesitan estudios de intervención para hacer recomendaciones de ingesta de consumo de agua basadas en la evidencia.
     Datos epidemiológicos evidenciaron en el año 2005 que, en EE. UU., la ingesta energética en los bebedores de agua es aproximadamente un 9% menor que en los no bebedores de agua, pero se trata de una relación que no prueba causalidad.
     Por otra parte, un análisis de observación publicado en 2009 en base a datos de 16.395 adultos americanos concluyó que la ingesta de agua no está relacionada con el Indice de Masa Corporal.
     El agua consumida antes de o junto una comida se asoció a una reducción en la sensación de hambre y a un incremento de la saciedad en un pequeño estudio comparativo llevado a cabo con 21 sujetos no obesos de mediana edad (60-80 años), pero no cuando se evaluó este efecto en población más joven (21-35 años; n= 29).
      Un estudio transversal de observación realizado en Japón en 1.136 mujeres jóvenes estudiantes (18-22 años) estimó, tras ajustar por potenciales factores de confusión, que la ingestión de agua procedente de la bebida no estuvo asociada con el IMC (p tendencia = 0,25) o con la circunferencia abdominal (p tendencia = 0,43). Sin embargo, la ingesta de agua proveniente de los alimentos mostró una asociación inversa e independiente con el IMC (p tendencia = 0,03) y con la circunferencia abdominal (p tendencia = 0,0003)”.
Fuente: SEEDO

Comentarios

Entradas populares de este blog

Conozco la información adecuada

Reflexión tema 2

¿Qué hay de comer en el cole?