Reflexión
Más que aprender, que por
supuesto, es más bien una toma de conciencia de la importancia de la alimentación
para nuestras vidas, “Somos lo que comemos”. La buena alimentación está muy
ligada a la actividad física, hoy en día no se entiende un buen deportista sin
un nutricionista que le asesore. Desde hace años me interesó el mundo
culinario, hace unos siete años participé en un curso organizado por el CEP de
mi ciudad “Cocina y curriculum”.
Imparto educación física
y dentro de los contenidos de la misma, incluyen las repercusiones positivas de
la actividad física y una correcta alimentación para la mejora de la salud.
Conocer los nutrientes y las cantidades saludables para su ingesta mejorarán
nuestro rendimiento físico, sea la exigencia que sea del mismo.
Lógicamente no sólo en la
escuela los/as chicos/as aprenden a valorar la alimentación, ya que, si su
entorno familiar no colabora, la toma de conciencia se hace más difícil.
Desde el instituto
tratamos de que el alumnado tome conciencia de la importancia de la alimentación
de dos formas significativas, una, abordando los contenidos tanto de asignatura
como transversales que desarrollamos, como “controlando” a primeras horas,
los/as chicos/as que vienen sin desayunar, como potenciando (damos positivos en
actitud) los almuerzos saludables.
La cocina es un mundo que
me apasiona, ¡me gusta cocinar!, y esta está muy ligada a la alimentación
saludable, la variedad y el buen tratamiento de los alimentos es base de una
buena cocina.
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